Era la semana 12 de mi tercer embarazo, habíamos elegido esa ecografía para ir con los hermanos para que conocieran a Santiago, de repente hubo mucho silencio de parte del médico, luego nos dice “la ecografía no está normal”, y nos comentaba qué estaba mal, yo no lo escuchaba, trataba de explicarles a Julieta y Rodrigo que su hermanito estaba bien. Hidrops fetal, lo había escuchado antes en mis pacientes, pero nunca pensé escucharlo en mi hijo.
Fue un periodo muy difícil, incierto, sin nada claro, sin diagnóstico, sólo había que esperar para saber en que se traduciría ese hallazgo. La angustia e incertidumbre nos llevó a una segunda opinión con un médico que nos recomendaron como especialista en alteraciones fetales, estuvimos mas de una hora en su consulta, revisando cada detalle de nuestro bebé, hasta que encontró la anomalía, era su corazón, se nos vino el mundo abajo, a pesar de ser nuestro tercer hijo era todo nuevo para nosotros, su diagnóstico fue Atresia Tricuspídea e Hipoplasia de Ventrículo Derecho. Ese médico nos habló de una opción que nunca se nos había cruzado por la cabeza, nos dijo que igual debíamos pensar otra alternativa, que la vida de un niño con ventrículo único era muy mala, dependiente completamente, que teníamos la posibilidad de interrumpir el embarazo. Saliendo de su consulta nos miramos con el papá y lo que dijimos fue, tal vez deberíamos pensarlo, pero luego decidimos que lo mejor era seguir adelante, en verdad el aborto nunca fue opción real para nosotros.
Finalmente llegó el día de conocer a nuestro Santiago, teníamos todo un sistema de logística con los abuelos y tías, los hermanitos sabían que no conocerían al Santi muy pronto, que tendría que estar hospitalizado por un tiempo por su corazón. Cuando nació apenas lo vi, se lo tenían que llevar rápidamente para estabilizarlo, su diagnóstico final fue Atresia Pulmonar con septum intacto. A los 6 días de nacido le hicieron un cateterismo y al día siguiente su primera cirugía, luego tuvo otra intervención debido a una complicación, al mes y 3 días se fue a la casa, finalmente se conoció con sus hermanos mayores. Posteriormente, a los 5 meses tuvo su segunda cirugía, el GLENN, a la semana ya estaba en la casa.
A sus 10 meses es un gordo risueño, que juega feliz con sus hermanos.
Sabemos que aun queda un camino largo y complejo, pero hemos aprendido a vivir a concho cada día, disfrutar con nuestros niños de pequeños detalles y unirnos cada vez mas como familia.